Nuestros Fundadores
María Mazzarello
María D. Mazzarello nació el 9 de mayo de 1837 en Mornese (norte de Italia). Era una joven alegre, sencilla, amable y fuerte a la vez, entusiasta y muy trabajadora. Además de ayudar a su madre en las tareas de casa y a cuidar de sus hermanos (era la mayor de 9), trabajaba con su padre en la viña y tenía tiempo para ayudar a otras familias del pueblo, ser catequista de su parroquia y hacer grupos festivos con las niñas y jóvenes de su pueblo. Se abrió a la fe acompañada por sus padres y por su sabio director espiritual don Domingo Pestarino.
Con 15 años se inscribió en la Asociación de las Hijas de Mª Inmaculada y se abrió al apostolado de las chicas del pueblo. La grave enfermedad del tifus contraída a los 23 años tuvo en ella una fuerte resonancia espiritual: la experiencia de la fragilidad física, que por una parte la llevó a un abandono más profundo en Dios, y por otra la impulsó a abrir un taller de costura para enseñar a las muchachas el trabajo, la oración y el amor a Dios. María, todavía convaleciente de la enfermedad, tuvo la visión de un colegio con numerosas niñas y jóvenes y oyó una voz que le decía: “A ti te las confío”. Fue María que le encomendaba la misión.
Audiolibro - Cartas a Maín
En la carta dirigida a la Novicia Sor Laura Rodríguez, Main le agradece por haberle escrito y le da algunos consejos de vida espiritual, ya que Sor Laura hace unos pocos meses había acabado de hacer la vestición. En esta carta Madre Mazzarello le recalca cuán importante es la humildad, la sencillez, la perseverancia y sobre todo el carisma, para alcanzar a ser una gran santa y por tanto un ejemplo a seguir de varias jóvenes americanas. Siempre y cuando le entregue su corazón a Maria Auxiliadora y a Jesús
Juan Melchor Bosco Occhiena
Don Bosco nace el 16 de agosto de 1815 en I Becchi – Castelnuovo, un pueblo no muy lejos de Turín – Italia. Hijo de Francisco Bosco y Margarita Occhiena. Su padre Francisco murió por causa de una pulmonía cuando Juan tenía la edad de dos años. Después de esta muerte, su madre, Margarita Occhiena se encarga de su crianza y su educación, la cual estuvo marcada por un gran amor, pero también con mucha disciplina. Juan Bosco, desde sus inicios, específicamente desde los 9 años, recibirá un aviso divino que marcará el desarrollo de toda su obra. En este sueño, llamado como "el sueño de los 9 años", Jesús y la Virgen María le transmiten la esencia de su misión: convertir a aquellos jóvenes lobos –migrantes, maltratados en las fábricas, viviendo en una sociedad materialista (principal característica de la revolución industrial), preocupados solo por el dinero, envueltos en los vicios de las ciudades grandes –en mansos corderitos– jóvenes con amor en sus corazones y capaces de ayudar a los más necesitados, jóvenes críticos y dispuestos a trabajar para salir adelante y liberarse de sus vicios.